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ACADÉMICA

Dir. de Comunicación Institucional | 27-12-2019 08:00

Material de archivo
 

Comenzó su carrera docente en el Instituto Tecnológico del Sur en 1952, y ocupó diversos cargos. Fue dejado cesante en dos oportunidades por razones políticas. Se lo reconoció como Profesor Extraordinario Honorario.

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Scheffer, Siri y Vega en el acto de reconocimiento

Un conocido refrán sentencia “más vale tarde que nunca”. Esa parece ser la motivación que guio a un grupo de docentes del Departamento de Ingeniería a promover un reconocimiento para el ingeniero químico Antonio Siri. El Consejo Superior resolvió distinguirlo como “Profesor Extraordinario Honorario” en su resolución 954/2019, y volvió a ser parte de la comunidad académica de esta Casa casi 40 años después de su última cesantía. El acto se concretó en la Casa de la Cultura, presidido por el rector, doctor Daniel Vega; y el director decano de Ingeniería, ingeniero Juan Carlos Scheffer. 

En 1952, un joven ingeniero químico graduado de la Universidad Nacional del Litoral se incorporaba al claustro docente del Instituto Tecnológico del Sur, en la entonces llamada “Escuela de Química Industrial”. A poco de comenzar a trabajar, junto a otros profesores, actualiza el plan de estudios y se crea la carrera de Ingeniería Química, que tuvo entre sus primeras camadas de alumnos a científicos que luego tendrían carreras brillantes en Argentina y el exterior: Martín Urbicain, Enrique Rotstein y Esteban Brignole, por mencionar sólo algunos. Otros, se destacaron en la industria y el sector público.

El golpe de Estado de 1955 y la intervención en la UNS lo dejaron cesante, y comenzó su actividad privada en el campo de la organización industrial y la consultoría. “Ese día abandoné la Ingeniería Química para siempre”, reconoció en el acto. Más de una década debió pasar para que sea convocado nuevamente a la UNS, cuando un ex compañero de estudios en la UNL y rector en esta Casa, Manuel Gómez Vara, le ofreciera el cargo de Secretario Académico. "Volví a fines de los ‘60, y comenzó un momento de renovación de muchas iniciativas, pero llegó la década de 1970 y ahí se hizo cada vez más difícil trabajar”, contó. En 1979 fue dejado cesante nuevamente, se le quitaron todas sus cátedras y se le prohibió el ejercicio de cargos públicos. Por entonces, además era docente en otras universidades, y director de empresas como HidroNor, Mercado Victoria y Petroquímica Bahía Blanca. Así, partió a Paraguay convocado por la OEA como consultor en planes de implementación de educación técnica. En 1983, con el decreto de reincorporación de docentes cesanteados que promovió el gobierno democrático, volvió a la UNS. “Cuando me presenté, y estaba el mismo rector normalizador que en 1955 me había dejado cesante, me dijeron ‘traiga su currículum’. Ahí me di cuenta que mi corazón, a los 60 años, no iba a soportar un tercer rechazo de mi alma mater, y decidí no volver, se sinceró.

A lo largo de su carrera docente, Siri publicó nueve libros y dos capítulos de libros editados por editoriales reconocidas, numerosas publicaciones en revistas y trabajos en Memorias de Congresos Nacionales e Internacionales, fue consultor experto de la ONU y la OEA, docente en las Universidades Nacionales de Mar del Plata, Tecnológica, de la Marina Mercante -donde organizó carreras y Departamentos y dictó cátedras degrado y posgrado- y desarrolló una extensa carrera como profesional en el ámbito privado en el campo de la organización industrial y la consultoría para numerosas empresas y organismos públicos nacionales e internacionales. Esta actividad lo llevó a ser un referente internacional en temas de su especialidad.

“El de Siri es el legajo de un docente en vida más antiguo de la Institución, y cuando comprendimos lo doloroso que fue para él haber quedado cesante en dos oportunidades, creo que es un reconocimiento más que merecido”, expresó el rector, doctor Daniel Vega. Además, hizo referencia a que la distinción conferida es un acto de justicia y reparación histórica. “Una universidad se define, entre otros parámetros, por aquellos a quienes considera dignos de honores. Esta distinción conlleva nuestro agradecimiento por su contribución a hacer grande a la Universidad Nacional del Sur, agregó Vega.  

 “En este acto, Antonio, lo recibimos como integrante de nuestra comunidad, y guardamos el privilegio de contarlo nuevamente entre nosotros. Desde hoy, la Universidad Nacional del Sur es otra vez su casa”, finalizó el rector, ante un emocionado Siri y el cerrado aplauso de los presentes.