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“Este diploma se concede en reconocimiento a su trayectoria científica y docente en particular, pero también por ser portadores y transmisores de los valores que se identifican con el espíritu y la esencia de la institución universitaria” dijo el rector al entregar los diplomas que reconocieron a los doctores Daniel Damiani y José Alberto Bandoni como nuevos Profesores Extraordinarios Eméritos de la UNS.

El acto se cumplió el pasado viernes en el salón de actos de Alem 1253, con la presencia de autoridades universitarias, investigadores e investigadoras, otros profesores extraordinarios, colegas, discípulos, docentes, amigos y familiares de los distinguidos. En el escenario estuvo además la directora decana del Departamento de Ingeniería Química, la doctora Patricia Hoch. Ambos fueron docentes en esa unidad académica hasta el momento de su retiro, donde también ocuparon el decanato y otros cargos de gestión. Además desarrollaron su carrera científica en la Planta Piloto de Ingeniería Química, dependiente de esta Casa y el CONICET, donde revisten como Investigadores Superiores. 

“Un repaso por la historia de nuestra casa demuestra que el Departamento de Ingeniería Química es uno de los que más distinciones de este tipo ha solicitado para sus profesores e investigadores. Esto es una prueba de esa voluntad de reconocer a quienes lo merecen. Y también, una prueba de que existe en el Departamento un nivel docente y científico preminente”, continuó el rector en su bienvenida, realizada luego del elogio de la madrina del doctor Damiani, Andrea Eberhardt y el padrino del doctor Bandoni, Anibal Blanco.

Este símbolo tiene sus orígenes en las universidades medievales, cuando los aspirantes a algún título eran presentados a la comunidad universitaria por un padrino. Este tenía a su cargo el “elogio” o “laudatio”, como es su nombre original en latín. Mediante el mismo, ponía a consideración de los integrantes de la universidad los méritos de su apadrinado.

“Hoy investimos a dos nuevos profesores eméritos. Sólo 14 personas en los casi 70 años de vida de nuestra casa han alcanzado esta distinción. El doctor Damiani es el número 15, y el doctor Bandoni el número 16. Siempre destacamos en estas ocasiones que al realizar un acto de este tipo, la Universidad muestra a la sociedad a quienes reconoce como modelos de comportamiento”, agregó Vega.

Luego de la bienvenida, ambos agradecieron el reconocimiento. Se trata de la más alta distinción que otorga esta universidad a docentes e investigadores por méritos académicos, ya que un doctorado Honoris Causa puede conferirse por otras razones también.

Al momento de sus palabras ambos tuvieron presente a sus familias, a quienes destacaron como pilares de su trabajo. “Uno se siente muy feliz en momentos como este, compartiéndolos con la familia y la gente querida. Se juntan muchas sensaciones orgullo, alegría, pero sobre todo agradecimiento. Mi primer agradecimiento es a mi familia: yo me crié en el campo. Mi padre era trabajador rural y nos mudamos a Mercedes para que podamos estudiar el secundario. Allí se empleó como peón de albañil y mi madre como empleada doméstica, es el esfuerzo que hicieron por la educación de sus hijos”, destacó el doctor Bandoni, quien también reconoció a su esposa y compañera de casi toda su vida.

“Me recibí de viejo”, dijo el doctor Damiani en su agradecimiento, y los asistentes estallaron en risas. “Siento un poco de pudor por este reconocimiento, porque la generación anterior a la nuestra dejó la vara muy alta” dijo mirando a los doctores Brignole y Vallés, también eméritos, y ubicados entre el público. Reconoció además el apoyo del ingeniero Maurizi como alguien que marcó su carrera, y también destacó a su familia por el acompañamiento en cada etapa de su trabajo.